Somos esclavos de la expectativa
y víctimas del prejuicio.
Podemos tirarnos media vida
luchando para ser lo que esperan de nosotros
y nadie se ha parado a pensar
en que a lo mejor no somos esa persona.
También podemos tirarnos la otra media vida
intentando desmentir la imagen
que venden de nosotros
y nadie se ha parado a pensar en que
a lo mejor somos más de lo que parecemos.
Puedo ser cobarde,
estar temblando y parecer ansioso,
puedo ser honesto,
estar seguro y parecer soberbio,
puedo ser introvertido,
estar callado y parecer un borde,
puedo ser enamoradizo,
estar de paso y parecer un muerto,
puede ser que parecer esté sobrevalorado
y parece ser que estar nunca podrá serlo.
El resultado entre ser, estar y parecer
es SER sin fallarse a uno mismo.
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